No tiene nombre.
Es amarillo, Leonor.
Es el hombre desesperado hablando por teléfono,
con la persona de siempre,
con la persona tema (persona T).
Ser tema entema entinema,
entetado,
y ternado,
y engripado.
Padre e hijo enfermos,
y el padre que no fue,
y el que quiso
y el hijo huérfano.
Es raro ser huérfano con padres.
El hombre desesperado respira hondo y mira hacia un costado.
- Debe ser la gripe leonor.
Pero no te preocupes,
todos la tienen,
e igual se rién.
Y la paranoia.
-Leonor, quedate tranquila. No te va a pasar nada.
Pero te miento, te puede pasar algo.
Te va a pasar algo,
algo feo,
y violeta.
A todos nos va a pasar algo.
Algo.
Nada.
A veces las llamadas pueden ser reveladoras,
o inútiles
Te mentí Carmela, te mentí.
Todavía tengo cosas que decirle,
que decirte.
Todavía respiro
y cada vez mejor
y...
[tengo tos]
Y las expectativas,
y las falsas expectativas,
y los sueños incumplidos,
y lo que le dejamos a los que vienen.
Y es así.
Así.
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