13.6.09

[los hijos]

No sé cómo decirlo.
No tiene nombre.
Es amarillo, Leonor.
Es el hombre desesperado hablando por teléfono,
con la persona de siempre,
con la persona tema (persona T).
Ser tema entema entinema,
entetado,
y ternado,
y engripado.
Padre e hijo enfermos,
y el padre que no fue,
y el que quiso
y el hijo huérfano.
Es raro ser huérfano con padres.
El hombre desesperado respira hondo y mira hacia un costado.
- Debe ser la gripe leonor.
Pero no te preocupes,
todos la tienen,
e igual se rién.
Y la paranoia.
-Leonor, quedate tranquila. No te va a pasar nada.
Pero te miento, te puede pasar algo.
Te va a pasar algo,
algo feo,
y violeta.
A todos nos va a pasar algo.
Algo.
Nada.
A veces las llamadas pueden ser reveladoras,
o inútiles
Te mentí Carmela, te mentí.
Todavía tengo cosas que decirle,
que decirte.
Todavía respiro
y cada vez mejor
y...
[tengo tos]

Y las expectativas,
y las falsas expectativas,
y los sueños incumplidos,
y lo que le dejamos a los que vienen.
Y es así.
Así.

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