Te miraba con el ceño
arrugado
(Me di cuenta después).
Fingía una escucha atenta,
mientras mi piel
se erizaba.
La cotidianidad perdida.
El estado de alerta.
Había que salir.
"¿No querés que vayamos a un bar?",
dije simulando cortesía.
Entendiste todo.
Entendimos todo.
Media sonrisa final compartida.
- Hasta acá.
- Bueno, hasta acá.
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