15.4.09

[esmalte en las venas]

Era sangre blanca en los azulejos
amarillos.
Y Leonor miraba
horrorizada, espantada,
petrificada,
y se reía.
Era su sangre,
pero blanca,
y se reía.
Leonor se reía del travesti adelgazado,
adelgazada.
Leonor se reía del travesti amarillo.
Y el espejo ajado,
y la ausencia,
y quedarse sola,
con los pochoclos y las gomitas,
y de vuelta el silencio,
los gritos afásicos,
y quedarse sola.
Ver el esmalte rojo en la bacha,
roto,
desparramado,
goteando.
Ver sangre blanca,
que no es sangre,
y tinta roja
y azulejo amarillo.
Ver rimel corrido en el espejo roto,
ver peine en su mano,
y bucle caído
y rimel corrido,
y ausencia,
y hambre,
y había que comer, que dormir,
y el sueño,
amarillo. 
- Hay que ponerse linda para la siesta, dice Leonor.
Hay que ponerse linda
y lindo.
Leonor travesti avergonzado,
travestida,
vestida de mujer flaca,
pero es gorda,
de nuevo gorda,
con hambre.
Hay que comer antes de irse a la cama.

Leonor toca con la punta de sus dedos el esmalte rojo y se lo lleva a los labios.
Sonríe.
Se lo come.
Le gusta.

-Ahora tengo esmalte en las venas. 

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